Sin ánimo de entrar en polémicas que giren entorno al concepto de foto de calle (street photography), me gustaría comentar brevemente el trabajo de varios fotógrafos que realizan un tipo de foto de calle que, a mi entender, representa la esencia fundamental de este tipo de fotografía, que se basa en mostrar la condición humana a través de las calles, bien de manera directa con la presencia de personas, bien de manera indirecta, pero siempre teniendo al ser humano como elemento que aporta sentido a la escena fotografiada.
Hoy por hoy observo una cierta tendencia, o evolución, en este tipo de fotografía, tendente a desembarazarse de esta premisa con el propósito de buscar caminos alternativos. En este sentido podemos apreciar que muchos fotógrafos de calle argumentan que la madurez de la foto de calle viene de la mano del color y de incorporar éste como elemento fundamental en la transmisión de las emociones de las imágenes que se capturan. Hasta cierto punto estoy de acuerdo con esta reflexión, y efectivamente el color incorpora una nueva dimensión. Sin embargo, aplicando esta máxima, aprecio en muchas fotografías actuales que el color se impone hasta tal punto en el que el ser humano deja de aportar, sumiéndose las escenas en puzzles de color y, a lo sumo, incorporando la figura humana como simples siluetas, como elementos casuales, desprovistos de humanidad, como recortes de un collage. No vemos el rostro de la persona, ni su gesto, son imágenes hasta cierto punto atemporales, carentes de referencias sociales, culturales e incluso arquitectónicas.
No dudo que es una vía nueva, que podríamos seguir englobando bajo la foto de calle, pero me hace reflexionar sobre esa afirmación que defienden muchos respecto al valor documental de la misma, que se potencia con el paso del tiempo. Un razonamiento que sirve para defenderla de la persecución a la que se la somete desde ciertos sectores de la sociedad como un tipo de fotografía que atenta contra la imagen y la privacidad de las personas. Este sería un debate diferente, en el que no voy a entrar. Todo esto viene a colación por el hecho de que me pregunto si dentro de diez o quince años, estas fotografías que comento podrán incorporarse como documentos de carácter social de una época pasada. ¿Qué elementos aportan, aparte de una determinada estética? No sé, tengo mis dudas, y como siempre se dice, el tiempo pondrá cada cosa en su lugar. Hoy, cuando vemos fotografías de calle de hace treinta, cuarenta o cincuenta años, las fotos que perduran son justamente esas que nos hacen retrotraernos a las calles de aquel tiempo, a sentirnos como si estuviéramos allí, y reconciliarnos con los seres humanos que nos muestran.
Es por eso, que en la fotografía de calle actual, gusto de buscar autores en los que ese componente humano no desaparece, a pesar de emplear el color u otras estéticas. Fotos en los que incluso una silueta, muestra un gesto que nos acerca a la persona, a su condición humana, más allá de un simple recorte sobre un fondo de color. Busco esas fotos que me emocionan, y es por ello que hoy en este post quiero hablar de varios fotógrafos que encajan perfectamente en esto que comento.
Deseo empezar por KC Kwan, un fotógrafo ubicado en Hong Kong cuya fotografía no deja indiferente, en la que además, incorpora la habitual estética de la fotografía japonesa en blanco y negro al estilo Moriyama. No todo lo que hace Kwan está impregnado de ese elemento humano, pero no cabe duda de que en muchas de sus fotografías lo incorpora de manera magistral. Tiene publicado un libro, Homebound, que puede encontrarse en Amazon USA.
(C) KC Kwan
Otra fotógrafa que descubrí hace poco en Facebook es Melissa Breyer, cuya fotografía destila esa atmósfera intimista que nos acerca al ser humano, en sus gestos, incluso cuando éstos son simples siluetas. Puedes contemplar su trabajo en su página web oficial, o leer un artículo sobre su obra en featureshot. Además ha sido finalista en el prestigioso Miami Street Photography Festival.
(C) Melissa Breyer
Hace poco me topé en la web de World Street Photography, con el trabajo de Emel Akar, una fotógrafa turca que desarrolla todo su trabajo en blanco y negro, mostrando una sensibilidad especial para transmitir emociones desde su mirada, que no te dejará indiferente. Puedes encontrarla también en Facebook y en Flickr.
(C) Emel Akar
Finalmente voy a terminar con las fotografías de Clay Benskin, un fotógrafo neoyorkino que refleja la vida de las calles de Manhattan de una manera muy especial, empleando tanto el blanco y negro como el color. Podéis ver parte de su trabajo en blackandwhitestreet.com , disponéis de un artículo aquí y de una entrevista aquí. Puedes encontrarlo también en Flickr.
(C) Clay Benskin
Como veis, la mayor parte de la obra de estos fotógrafos se presenta en blanco y negro, lo que significa que sigue muy viva la fotografía de calle en monocromo. En un post posterior hablaré de este mismo tipo de fotografía, la «human street photography» (una licencia personal que espero me perdonéis) pero en color.